En un periodo no muy lejano, Chile vislumbraba un futuro digitalmente avanzado, marcado por ciudades inteligentes y algoritmos que prometían un entorno más eficiente y conectado. Sin embargo, la realidad actual presenta un escenario distinto, influenciado por la llegada de la inteligencia artificial (IA), la cual ha provocado un impacto significativo a varios niveles, incluyendo el territorial, físico y político. La IA se ha transformado en una infraestructura compleja y poderosa, demandando elevados recursos y redefiniendo espacios urbanos, lo que plantea interrogantes sobre el modelo de desarrollo que se está construyendo. En respuesta, Chile presenta en la XIX Bienal de Arquitectura de Venecia el pabellón «Inteligencias Reflexivas,» que examina la planificación de infraestructuras digitales, subrayando la exclusión de las comunidades locales, ecosistemas y recursos naturales en este proceso.
El pabellón chileno en Venecia está centrado en «La Mesa de Trabajo,» un dispositivo curatorial que busca involucrar a diversas voces en discusiones tradicionalmente exclusivas, promoviendo deliberaciones justas y inclusivas sobre el futuro tecnológico. Esta iniciativa destaca la necesidad de una arquitectura que no sólo contemple la eficiencia energética, sino que también cuestione las infraestructuras digitales que configuran nuestro presente. Con un enfoque en la participación simbólica y real, el proyecto enfatiza la urgencia de reimaginar un futuro donde la inteligencia artificial sea debatida y planificada de manera justa y sostenible. Esta reflexión invita a cuestionar quién tiene el derecho de decidir sobre el despliegue de la IA y quién realmente participa en la mesa de decisiones tecnológicas.
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