La administración de Donald Trump continúa con su política de mano dura contra los inmigrantes, realizando redadas significativas en Los Ángeles, una ciudad conocida por ser un bastión santuario. El viernes pasado, las fuerzas federales llevaron a cabo tres operativos que resultaron en la detención de al menos 44 indocumentados y la captura de un líder sindical. La operación se encontró con el rechazo activo de un centenar de manifestantes y provocó tensos enfrentamientos captados por las cámaras locales. Activistas arrojaron huevos y objetos a los vehículos blindados de ICE, y las autoridades federales recorrieron las calles con tácticas agresivas, inclusive usando gas lacrimógeno.
Las redadas han generado condenas por parte de las autoridades de California, describiendo los operativos como crueles y temerarios. El gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa Karen Bass expresaron su indignación ante la cacería de indocumentados que, según ellos, ha dejado a las comunidades inmigrantes aterrorizadas. Mientras tanto, los cuerpos policiales locales han señalado que no participaron en las detenciones, y el Departamento de Seguridad Interior defendió las acciones afirmando que se realizaron bajo órdenes legales. Estos eventos se suman a una creciente tensión entre el gobierno federal y las jurisdicciones que se oponen a las estrictas políticas migratorias de Trump.
Leer noticia completa en El Pais.