Un año después de revolucionar el cine con «Ciudadano Kane», Orson Welles enfrentó serios contratiempos con su segundo film, «El cuarto mandamiento». A pesar de pertenecer al mismo contrato con RKO que su obra maestra anterior, Welles perdió el control total sobre el montaje final de la película, que fue drásticamente recortada de sus originales 131 minutos a solo 87. La compañía, en un intento de optimizar recursos, destruyó el metraje sobrante, lo que provocó que las versiones extendidas de la película se convirtieran en un mito en la historia del cine. Welles lamentó esta pérdida, señalando que la eliminación de esos minutos significó su propia destrucción artística.
Décadas más tarde, Fable Studio, una empresa de inteligencia artificial generativa, ha lanzado un ambicioso proyecto para recuperar esos 43 minutos perdidos. Utilizando su tecnología llamada Showrunner, la compañía planea construir nuevas narraciones basadas en el material original de la película, aunque sin fines comerciales, ya que carece de los derechos. Según su CEO, Edward Saatchi, la intención es explorar la pregunta de qué podría haber sido «El cuarto mandamiento» en su versión completa. Sin embargo, la noticia ha encontrado resistencia, incluso de la familia de Welles, que critica este intento como una explotación del legado del cineasta, subrayando que la inteligencia artificial no puede replicar la creatividad humana.
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