La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado un llamado urgente a los habitantes del hemisferio norte para que no olviden la gravedad de la pandemia de COVID-19, especialmente con la llegada del invierno, cuando las enfermedades respiratorias tienden a propagarse con mayor facilidad. En una reciente declaración, el director de la oficina regional de la OMS en Europa, el doctor Hans Kluge, subrayó que tanto el COVID-19 como otros virus respiratorios, como la gripe y el virus respiratorio sincitial (VRS), siguen siendo amenazas significativas, especialmente para los grupos más vulnerables, incluidas las personas mayores, las mujeres embarazadas y aquellas con enfermedades crónicas.
El doctor Kluge expresó su preocupación por lo que calificó como una «amnesia colectiva» respecto a los estragos de la pandemia, una situación inquietante dado que el COVID-19 aún circula activamente. Según los informes, 53 países de Europa y Asia Central han registrado hasta 72,000 muertes a causa de la gripe estacional, lo que representa aproximadamente el 20% de la carga global. La mayoría de estos decesos podrían prevenirse con campañas de vacunación efectivas.
En las últimas semanas, la región europea ha reportado más de 278,000 casos de COVID-19 y 748 muertes, cifras que podrían estar subestimadas, reflejando la gravedad de la crisis sanitaria en la zona. Desde la aparición del virus a finales de 2019, se han contabilizado más de siete millones de muertes en todo el mundo.
Kluge también advirtió sobre el peligro que representan los patógenos impredecibles, citando ejemplos como el mpox, detectado inesperadamente en Europa en 2022, que sigue afectando a la región. Asimismo, señaló la posibilidad de que otros virus respiratorios se propaguen con más fuerza durante los meses fríos. En este contexto, instó a proteger a las poblaciones más vulnerables y a aumentar la inversión en salud pública para apoyar a los trabajadores del sector.
La OMS ha lanzado una campaña de salud pública enfatizando la importancia de medidas preventivas como permanecer en casa cuando se está enfermo, mantener buenas prácticas de higiene, asegurar una adecuada ventilación y el uso de mascarillas en espacios cerrados por parte de personas de alto riesgo. Según Kluge, la protección contra virus respiratorios es una responsabilidad compartida que requiere el compromiso tanto de los gobiernos como de la sociedad en general, fomentando una cultura de cuidado y solidaridad hacia los más vulnerables.