El orden internacional basado en reglas, instaurado tras la Segunda Guerra Mundial, está enfrentando una serie de desafíos que han puesto en tela de juicio su eficacia y relevancia en el contexto global actual. Este sistema, históricamente impulsado por Estados Unidos como potencia hegemónica, se encuentra ahora en una encrucijada debido a cambios en la política exterior estadounidense, que aparentemente opta por la implementación de leyes basadas en el poder y la fuerza, en lugar de las establecidas por consenso multilateral. Esta estrategia ha generado tensiones y ha permitido que otros actores globales reconsideren sus posiciones y estrategias internacionales, lo cual está reconfigurando las dinámicas geopolíticas.
La decisión de Estados Unidos de priorizar la ley del más fuerte ha desencadenado un debate sobre la sostenibilidad y el futuro del orden internacional basado en normas. Esta evolución ha dado lugar a una mayor incertidumbre en cuanto a la gobernanza global y ha motivado a otros países a buscar nuevas alianzas y fortalecer sus capacidades individuales para proteger sus intereses. En este clima de transformación, las instituciones internacionales están bajo presión para adaptarse y responder eficazmente a los desafíos emergentes, mientras los líderes mundiales se enfrentan al reto de establecer un equilibrio que garantice la estabilidad y la cooperación en el incierto panorama actual.
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