Las autoridades sanitarias enfatizan la importancia de implementar medidas de prevención básica para evitar brotes de intoxicación alimentaria, un problema que ha afectado a la región con 67 brotes reportados en lo que va de 2025. De estos casos, 13 están relacionados con el consumo de alimentos que contienen huevo, resultando en 42 personas afectadas, 16 de las cuales requirieron hospitalización.
La clave para prevenir estos incidentes radica en prácticas de higiene rigurosas. Mantener una buena higiene de manos es esencial, al igual que la limpieza adecuada de utensilios y superficies de corte, separando siempre alimentos crudos de los cocinados. Además, asegurar temperaturas de cocción adecuadas y mantener la cadena de frío son pasos cruciales. Los alimentos deben refrigerarse si no se consumen inmediatamente tras su preparación.
En el caso de la popular tortilla de patatas, se recomienda prepararla con la menor antelación posible y consumirla inmediatamente. Si esto no es posible, debe guardarse en la nevera y no más de dos días. Para evitar la contaminación con restos de huevo crudo, nunca debe servirse en el mismo plato utilizado para su elaboración.
Las mayonesas y salsas que contienen huevo presentan un riesgo adicional. Se aconseja usar productos pasteurizados o prepararlas poco antes de servir, manteniéndolas refrigeradas hasta su consumo y desechando cualquier sobrante.
El grupo considerado vulnerable, que incluye a embarazadas, personas mayores, individuos con problemas de inmunidad y niños pequeños, requiere medidas adicionales. Por ejemplo, no deben consumir fruta cortada que haya estado a temperatura ambiente por más de dos horas.
Salud Pública subraya la importancia del cumplimiento de normativas estrictas para proteger a los consumidores. Es esencial leer el etiquetado de los alimentos y adherirse a las instrucciones de conservación y preparación indicadas. No todos los productos envasados son estables a temperatura ambiente, por lo cual debe verificarse si deben mantenerse refrigerados. Además, nunca se deben consumir alimentos después de su fecha de caducidad ni aquellos en envases abombados o perforados.
Estas directrices esperan reducir la incidencia de intoxicaciones alimentarias y proteger la salud de la población, especialmente en fechas de calor, cuando el riesgo de contaminación incrementa significativamente. Mientras tanto, las autoridades continúan monitoreando la situación y promoviendo prácticas de seguridad alimentaria.