El Gobierno ha propuesto al PP nombrar a José Luis Escrivá como próximo gobernador del Banco de España, a cambio de permitir al PP designar al subgobernador. Sin embargo, la elección de Escrivá ha sido fuertemente criticada, no por su falta de conocimientos o experiencia, sino por su historial de demagogia y populismo, así como su proximidad política al Gobierno. Se argumenta que su gestión, especialmente la reforma de las pensiones, descalifica su candidatura por contribuir al desequilibrio del sistema económico. Recordando precedentes negativos como el de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se enfatiza que el Banco de España debe permanecer despolitizado para mantener su independencia y prestigio, cualidades que han mejorado bajo la dirección de Pablo Hernández de Cos. La propuesta de Escrivá es vista como un peligro para la credibilidad de la entidad y como una muestra más del poco respeto del Gobierno por la independencia institucional.
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