En un giro trascendental en el conflicto sirio, una coalición de yihadistas y rebeldes sirios ha logrado entrar en Damasco tras 11 días de avances ininterrumpidos desde el noroeste del país, anunciando así el inicio de una nueva era en la capital siria. La ofensiva ha forzado al presidente Bashar al Assad a abandonar la capital en circunstancias aún no aclaradas. Según informes del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, esta es «una jornada de libertad» que marca el fin de 54 años de dominio de la familia Assad en Siria. En tanto, el primer ministro sirio, Mohammad Ghazi al-Jalali, ha instado a las fuerzas armadas restantes en Damasco a rendirse, manifestando su disposición a colaborar con un liderazgo surgido de la voluntad popular.
El avance rebelde y la pérdida estratégica de Homs, una ciudad clave entre Damasco y las zonas costeras, representan un golpe significativo para el régimen de Assad, a pesar de los ataques aéreos de Moscú en apoyo al líder sirio. Homs, situada entre las provincias de Latakia y Tartus, no solo es un enclave importante para la minoría alauita a la que pertenece Assad, sino que también alberga bases rusas vitales. La entrada de los rebeldes a Damasco fue proclamada por Hayat Tahrir al Sham (HTS), quienes informaron a través de Telegram que la capital ha sido «liberada». Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención el desenlace de esta nueva fase de la prolongada guerra civil en Siria.
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