En un esfuerzo por responder a las cambiantes demandas del mercado laboral y facilitar la inserción profesional, se han actualizado recientemente las modalidades de certificación de habilidades en el ámbito laboral. Este nuevo esquema contempla tres tipos de acreditaciones: Certificados de Profesionalidad (grados C), Certificados de Competencia (grados B) y Acreditaciones de Competencia (grados A), cada uno adaptado a distintos niveles de especialización y experiencia.
Los Certificados de Profesionalidad, correspondientes al grado C, están diseñados para ofrecer formación integral en diversas familias profesionales. Estos certificados no solo validan habilidades prácticas, sino que también garantizan el dominio teórico necesario para ejercer con eficacia en el campo seleccionado. Los programas incluyen un enfoque práctico, con módulos que van desde la gestión administrativa hasta la tecnología de la información, y son accesibles tanto para quienes desean adquirir una nueva profesión como para aquellos que buscan actualizarse en su sector actual.
En un nivel intermedio se sitúan los Certificados de Competencia, de grado B. Estos certificados reconocen habilidades específicas dentro de un campo profesional, dirigidos a trabajadores con experiencia previa que buscan fortalecer conocimientos en áreas concretas o expandir sus capacidades. Las familias profesionales abarcan desde el ámbito de la construcción hasta los servicios sociales, ofreciendo así una formación altamente especializada y adaptada a las necesidades del sector.
Finalmente, las Acreditaciones de Competencia, de grado A, ofrecen reconocimiento formal a aquellas competencias adquiridas a través de la experiencia práctica y no necesariamente de formación académica formal. Este nivel es especialmente relevante para ocupaciones que valoran la habilidad práctica y la experiencia en el campo, como la producción industrial o la hostelería. Estas acreditaciones suponen un paso innovador en la valorización de la experiencia laboral como vía de cualificación.
Este sistema reestructurado no solo atiende a la diversificación de necesidades en el entorno laboral, sino que también facilita el acceso a una mayor movilidad profesional. Al proporcionar una gama de opciones que abordan diferentes trayectorias profesionales, se persigue un objetivo clave: mejorar la empleabilidad de los trabajadores y la competitividad de las empresas.
Con este enfoque, se espera que cada vez más sectores adopten estas acreditaciones, respaldando a trabajadores que, independientemente de su formación académica, demuestran el valor de sus competencias en un mercado laboral en constante evolución.
Nota de prensa de ANPE.