El Real Madrid enfrentó una inesperada derrota en Lille que ha dejado al equipo y sus seguidores sumidos en la confusión y la autocrítica. El miércoles pasado, el conjunto merengue mostró una falta de autoridad en el campo, permitiendo al rival moverse con libertad y sin la intimidación habitual que se espera del club español en competiciones europeas. Este revés marca el final de una impresionante racha de 14 partidos sin perder en la Liga de Campeones y un total de 37 compromisos invictos en todas las competencias, trayendo consigo una ola de críticas hacia la estrategia y ejecución del equipo.
A pesar del intento tardío de cambiar el resultado, el esfuerzo del Real Madrid se asemejó a un estudiante apresurado que deja sus tareas para el último momento, careciendo de la épica que en otras ocasiones le ha asegurado victorias o empates cruciales. Este resultado no solo afecta el ánimo del equipo, sino que también plantea serias preguntas sobre su capacidad para dominar en Europa. Mientras los fanáticos y analistas reflexionan sobre lo sucedido, el club enfrenta el reto de reorganizarse y volver a la senda del triunfo para evitar que esta derrota ocasione un impacto mayor en su desempeño futuro.
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