En el Santiago Bernabéu, se vivió una noche de alta tensión y expectativas en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League, donde el Real Madrid recibió al Arsenal tras haber caído 3-0 en el encuentro de ida. En el vestuario blanco, la palabra «remontada» resuena con fuerza mientras los merengues se aferran a su abultada historia de éxitos en eliminatorias con la vuelta en casa. Bajo el mando de Carlo Ancelotti, el equipo madridista se presenta con la novedad de Dani Ceballos disponible, aunque de inicio permanece entre los suplentes. Sin embargo, la baja de Eduardo Camavinga por sanción obliga a una recomposición en el centro del campo, ocupado esta vez por Tchouameni y Valverde, acompañados por Jude Bellingham. En el lateral derecho, Lucas Vázquez toma la titularidad, buscando frenar las acometidas del conjunto londinense.
Por su parte, el Arsenal, que aspira a alcanzar las terceras semifinales de Champions de su historia, se presenta sin cambios respecto al once que triunfó en Londres. Los gunners llegan con la moral en alto, abocados a defender una ventaja sustancial pero conscientes de la historia de remontadas del rival. El ambiente en el Bernabéu es electrizante, con la afición blanca apoyando sin descanso a su equipo en búsqueda de una nueva gesta europea. El duelo promete emociones fuertes y firmar un nuevo capítulo memorable en la larga historia del Real Madrid en competiciones continentales, mientras que para el Arsenal, significaría un paso consolidado hacia la élite del fútbol internacional.
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