El equipo blanco volvió a experimentar una amarga derrota en un partido que estuvo a su alcance durante gran parte del encuentro. A pesar de lograr una ventaja de 13 puntos en la primera mitad, no lograron mantener el ritmo dominante y terminaron sucumbiendo ante los errores propios. Un total de 18 pérdidas del balón y 29 faltas personales fueron demasiado costosas, ya que frenaron su capacidad para capitalizar momentos críticos del partido. La gestión del juego se complicó aún más con un arbitraje que fue calificado de deficiente, lo que generó protestas tanto del equipo como de los aficionados.
Con este resultado, se evidencia que el equipo necesita trabajar en aspectos básicos como el control del balón y la disciplina en el juego, ya que las faltas acumuladas permitieron al oponente sumar puntos desde la línea de tiros libres. Asimismo, la polémica actuación arbitral vuelve a sembrar dudas sobre la imparcialidad en la competición. Los expertos sugieren que una revisión de estrategia es esencial para que el equipo blanco recupere su forma ganadora en futuros duelos, enfatizando que la autocrítica y la adaptación son clave para evitar errores que se han vuelto recurrentes en sus presentaciones recientes.
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