El Partido Popular (PP) se presenta como un partido de «ancho de banda», acogiendo una diversidad ideológica que abarca desde figuras que podrían identificarse con Vox, como Cayetana Álvarez de Toledo, hasta socialdemócratas partidarios de la agenda 2030 y la ideología «woke», como Rosa Estaràs. Esta amplia gama ideológica ha permitido al PP mantener su cohesión interna, incluso a pesar de sus marcadas divisiones. En medio de un ciclo electoral favorable, el partido aprovecha para manejarse como una coalición de diversas sensibilidades donde predomina una corriente más políticamente correcta, sistémica y socialdemócrata.
El ex Consejero de Economía y Hacienda del PP balear, Lluís Ramis d’Ayreflor, señaló en un artículo sus preocupaciones sobre el peligro democrático que podría representar el fenómeno del líder argentino Javier Milei. Este comentario desvela un miedo latente dentro del PP y otras estructuras establecidas a la posible influencia de líderes populistas como Milei, Trump y Bukele, que desafían el orden político tradicional. En un panorama político donde las clases medias se sienten desamparadas por las élites, el artículo sugiere que, a menos que los partidos tradicionales se reinventen, estas podrían inclinarse por outsiders políticos, reforzando un cambio significativo en el paisaje político actual.
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