Grupos antiisraelíes han lanzado un llamado para boicotear los conciertos de una reconocida banda inglesa programados en el Movistar Arena dentro de las próximas semanas. La convocatoria al boicot surge en medio de tensiones políticas y sociales relacionadas con las políticas del gobierno israelí, buscando presionar a los artistas para que se alineen con las causas pro-palestinas. Esta situación ha generado un intenso debate en redes sociales y comunidades artísticas sobre el papel de la música y el entretenimiento en contextos políticos internacionales. Los organizadores de los conciertos, hasta el momento, no han emitido un comunicado oficial sobre el impacto de estas protestas en la realización de los eventos.
Por su parte, los integrantes del grupo musical no han abordado directamente el llamado al boicot, manteniendo su agenda conforme a lo planeado. Los activistas pro-boicot argumentan que la presión cultural es una herramienta legítima para desafiar la ocupación y las políticas israelíes en territorios palestinos. Sin embargo, existe una división entre los fanáticos y la opinión pública, con algunos argumentando que la música debe permanecer apolítica y servir como puente entre diferentes culturas. Este tipo de campañas no es nueva en el ámbito cultural, y su efectividad continúa siendo tema de debate en términos de influir en las políticas gubernamentales.
Leer noticia completa en El Mundo.