Durante los 47 días que duró el secuestro del buque pesquero ‘Alakrana’ por piratas somalíes, el Gobierno español se enfrentó a una compleja situación que requirió negociaciones delicadas, discreción y atención meticulosa a las familias de los 36 tripulantes, 16 de ellos españoles. Este suceso, ocurrido en el año 2009, involucró la coordinación de múltiples actores y decisiones que generaron controversia, incluyendo la orden del juez Baltasar Garzón de trasladar a España a dos piratas detenidos, una medida tomada con plena conciencia de los riesgos. El proceso estuvo marcado por la falta de fluidez en la información, según revelan varios protagonistas y el alcalde de Bermeo, la ciudad natal del buque.
La noticia del secuestro se recibió como un “mazazo” en el gobierno, especialmente para Patxi López, entonces Lehendakari. El buque ‘Alakrana’, que se encontraba faenando en aguas del Índico durante el ataque, continuó en operación después de su liberación. Al cumplirse 15 años del incidente, la crónica del secuestro más prolongado de un buque español revela detalles sobre las tensas negociaciones, el pago del rescate y los silencios mantenidos durante la crisis, destacando la resiliencia y esfuerzo de todos los involucrados para lograr un desenlace favorable y la posterior continuidad de las labores del buque en alta mar.
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