Quimi Portet, conocido por su trayectoria con el grupo «El Último de la Fila», ha continuado su camino como un singular cantautor en catalán. Este artista manifiesta una conexión íntima con la ciudad de Vic, donde reside desde hace dos décadas y de donde emana gran parte de su obra creativa. A través de sus letras y melodías, como queda recogido en su reciente libro «Cançons en bell llemosí (1987-2020)», Portet explora una poética que va más allá de las barreras del lenguaje. En sus entrevistas, es descrito como un individuo que mantiene un optimismo contagioso y un enfoque irónico hacia la vida, características que se reflejan en su música. Aunque su relación con la popularidad de su anterior banda le ofreció cierta estabilidad económica, eligió el camino de un cantautor más introspectivo y culturalmente arraigado en Catalunya.
En sus letras, Portet no teme jugar con la ironía y la tradición sardónica catalana para aportar una nueva capa de significado a experiencias cotidianas. Durante un encuentro en el centro histórico de Vic, su elogio por la simplicidad de la vida queda manifiesto tanto en sus palabras como en la decoración de su hogar. Portet cuenta con una trayectoria musical que aunque se remonta a los años con «El Último de la Fila», ha encontrado profundidad en sus producciones posteriores. Aun así, por su colaboración con otros artistas y el lanzamiento de su libro, ha recibido reconocimientos que algunos consideran podrían llegar a incluir el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. Su característica modestia siempre deja espacio para la reflexión y la reivindicación de una expresión artística que celebra la vida sencilla y la alegría figuran prominentes en sus conversaciones y en su música.
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