La OTAN ha decidido aumentar su gasto en defensa al 5% del PIB, marcando el mayor incremento en su historia. Este movimiento busca fortalecer a la organización frente a amenazas globales, especialmente concentrándose en el desafío que representa Rusia, considerada una preocupación a largo plazo. Actualmente, la OTAN representa casi el 55% del gasto militar global, con Estados Unidos a la cabeza sumando un 36% del total, seguido por el resto de los países aliados. Este reajuste presupuestario significa un cambio radical en las políticas de defensa, obligando a países como España a triplicar su inversión para cumplir con el nuevo objetivo.
El panorama global refleja un notable cambio en la distribución del gasto militar. Desde el fin de la Guerra Fría, la hegemonía de la OTAN ha disminuido del 75% al 55%. El ascenso de China es un factor clave, multiplicando su participación en defensa de un 2% a un 12%. Rusia también ha incrementado su gasto desde 2010, influenciado por el conflicto en Ucrania que ha intensificado el rearme en Europa. La nueva estrategia de la OTAN requiere que países miembros reevaluen sus compromisos, mientras que China y Rusia podrían influir en una potencial carrera armamentística si ajustan sus propios presupuestos en respuesta a esta medida occidental.
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