A partir del 1 de enero de 2025, en Madrid se implementará una normativa que restringe la circulación de vehículos de gasolina matriculados antes de 2001 y diésel anteriores a 2006. Esta medida forma parte de un plan más amplio para reducir las emisiones contaminantes en la capital, mejorando así la calidad del aire y cumpliendo con los objetivos de sostenibilidad ambiental. Las restricciones se enmarcan dentro de la tendencia de numerosas ciudades europeas que buscan limitar la circulación de vehículos más antiguos y contaminantes para promover opciones de transporte más limpias.
Existen, no obstante, algunas excepciones a esta normativa. Vehículos históricos, aquellos destinados a labores esenciales de seguridad y emergencia, así como ciertos transportes colectivos, podrán seguir circulando pese a la restricción. Asimismo, los residentes de las áreas afectadas podrían beneficiarse de exenciones específicas, permitiendo cierta flexibilidad en la aplicación de la normativa. Este enfoque busca equilibrar la necesidad de reducir la contaminación con las realidades prácticas de movilidad para los residentes y servicios críticos en Madrid.
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