Las tensiones entre algunos de los fabricantes tecnológicos más grandes del mundo y la empresa británica Arm están provocando un cambio significativo en el diseño de chips, lo que marca el comienzo de una era de independencia tecnológica. Empresas como Qualcomm y Samsung, que dominan el escenario global, están avanzando hacia el desarrollo de núcleos personalizados utilizando la arquitectura RISC-V, buscando así reducir su dependencia de Arm. Esta transición, que ha estado en proceso durante varios años, ha cobrado impulso debido a los recientes conflictos legales y comerciales con Arm, sugiriendo un posible punto de inflexión en el ecosistema de procesadores para dispositivos móviles y portátiles.
RISC-V, una arquitectura de código abierto, emerge como una alternativa prometedora en la industria de los semiconductores. Su estructura libre de licencias ofrece a las compañías una mayor libertad para innovar, permitiéndoles diseñar chips a medida sin enfrentar los altos costos y las limitaciones que conlleva el uso de Arm, facilitando así el control sobre la propiedad intelectual.
Samsung ha estado desarrollando su estrategia RISC-V a través de varias iniciativas significativas. La firma surcoreana ha establecido el Advanced Processor Lab en Silicon Valley, parte del Samsung Advanced Institute of Technology, con el fin de crear chips de nueva generación centrados en la inteligencia artificial. Además, ha adaptado su sistema operativo Tizen para ser compatible con RISC-V y ha presentado innovaciones en eventos internacionales como el ISC 2024, donde reveló un procesador para IA basado en esta arquitectura. En su búsqueda de autonomía tecnológica, Samsung también ha fortalecido vínculos con China, país que adopta RISC-V activamente para reducir su dependencia tecnológica de Occidente.
Por otro lado, Qualcomm, en colaboración con Google, está forjando su camino hacia la adopción de RISC-V. Sus planes incluyen el desarrollo de plataformas RISC-V para dispositivos wearables, como los Pixel Watch, basados en el sistema operativo Wear OS. Qualcomm ha estado trabajando desde 2019 para integrar RISC-V con Android y es un miembro fundador de Quintauris, un consorcio orientado a promover esta arquitectura con la participación de compañías destacadas como Bosch e Infineon. Aunque su despliegue es más lento en comparación con Samsung, Qualcomm se enfoca en diversificar su portafolio de chips y mitigar riesgos legales asociados al uso de Arm.
Una cuestión clave es qué decidirán otros gigantes como Apple. Aunque Apple continúa utilizando chips diseñados bajo la arquitectura Arm, un cambio hacia RISC-V no está fuera de discusión, considerando su historia de transiciones arquitectónicas. Si Apple decide adoptar RISC-V, esto representaría un golpe significativo para Arm, dado que más clientes consideran construir un futuro sin sus licencias en busca de soberanía tecnológica.
En conclusión, la creciente independencia de Arm por parte de Qualcomm y Samsung, motivada por tensiones legales y el deseo de mayor control, está acelerando la transición hacia RISC-V. Este cambio no solo moldeará el futuro de los SoCs en móviles y portátiles, sino que también podría desencadenar una transformación más amplia en la industria tecnológica global. La era post-Arm podría estar más cerca de lo que muchos anticipan.