En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, el Kremlin continúa proyectando una imagen de negociación, aunque las acciones y declaraciones recientes sugieren una falta de compromiso genuino. Esta postura ha generado escepticismo en la comunidad internacional, especialmente en un momento en que la diplomacia es crucial para evitar un posible conflicto. Sin embargo, las aparentes tácticas dilatorias del Kremlin están frustrando a las potencias occidentales, que observan con cautela cada movimiento para determinar la verdadera intención de Rusia en los diálogos.
En contraste, Washington comienza a mostrar signos evidentes de impaciencia ante lo que percibe como gestos vacíos por parte de Moscú. Las autoridades estadounidenses han expresado que su tolerancia ante la falta de avances concretos está llegando a su límite. Este cambio de actitud sugiere que el gobierno de Estados Unidos podría considerar medidas más drásticas si la situación no mejora, aumentando así las tensiones entre ambas naciones y dificultando la posibilidad de encontrar una solución pacífica.
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