El Kremlin ha anunciado una actualización de su doctrina nuclear al cumplirse 1.000 días del conflicto en Ucrania, marcando ahora la posibilidad de una respuesta nuclear ante ataques convencionales que amenacen la soberanía e integridad territorial de Rusia y Bielorrusia. Dmitri Peskov, portavoz presidencial, comentó sobre la publicación en un comunicado, señalando que la disuasión nuclear busca asegurar que cualquier potencial adversario comprenda la inevitabilidad de una represalia si pretende atacar a Rusia o sus aliados. Estas modificaciones, publicadas en un contexto de crecientes tensiones internacionales, suponen una advertencia explícita a Estados Unidos y la OTAN, especialmente después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, autorizara a Ucrania el uso de misiles de largo alcance contra objetivos rusos.
El presidente Vladímir Putin, quien aprobó los cambios en la doctrina, también introdujo una cláusula que contempla como «ataque conjunto» las agresiones de países no nucleares respaldados por potencias con armamento atómico, en una clara alusión a la situación con Ucrania. Además, la doctrina considera el uso de armas nucleares en respuesta a ataques masivos que involucren aviones de guerra, misiles de crucero e hipersónicos, entre otros. A pesar de las implicaciones escalofriantes de esta postura, el documento subraya que Rusia ve las armas nucleares principalmente como un elemento de disuasión defensiva y recalca que su uso sería una medida extrema, en un intento de balancear la retórica de advertencia con un tono que insinúa su naturaleza protectora.
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