En un reciente ataque perpetrado con un misil balístico hipersónico contra la ciudad de Dnipro, el presidente ruso ha reiterado su firme postura de responder contundentemente a cualquier acción que considere «imprudente» por parte de Occidente. Este ataque se suma a la creciente tensión entre Moscú y las potencias occidentales, quienes han mostrado su preocupación por el uso de armamento avanzado y la intensificación de las hostilidades en la región. El gobierno ruso, por su parte, ha defendido sus acciones como medidas necesarias para proteger su seguridad nacional frente a lo que describe como provocaciones externas.
El uso de misiles balísticos hipersónicos representa un preocupante avance en la capacidad militar rusa, intensificando el temor a un conflicto mayor. Las reacciones desde Occidente no se han hecho esperar, con múltiples líderes condenando el ataque y advirtiendo sobre las peligrosas consecuencias de una escalada en la confrontación. En este contexto, el diálogo internacional se perfila como una herramienta crucial para mitigar el riesgo de un conflicto abierto, aunque las perspectivas de alcanzar un consenso se vislumbran complejas debido al persistente cruce de acusaciones y la falta de confianza mutua entre las partes involucradas.
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