En un claro intento de reforzar la postura de Occidente ante las recientes conversaciones de paz con Rusia, el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, ha expresado la unidad de la Alianza Atlántica en su apoyo a Ucrania. Las declaraciones de Rutte se producen después de la primera reunión de la OTAN en Bruselas tras la denominada «conversación de inauguración» entre Donald Trump y Vladimir Putin. Rutte subrayó que, independientemente del desenlace de estas negociaciones, Ucrania debe prevalecer y Occidente no permitirá que se perciba una derrota. Sin embargo, evitó aclarar cómo se garantizarán las condiciones de seguridad en el marco de los acuerdos de paz que, según dijo, apenas están comenzando.
Las conversaciones han generado críticas entre los aliados europeos, especialmente tras los comentarios del jefe del Pentágono, Pete Hegseth, quien sugirió que las fronteras de Ucrania no volverían a ser las de 2014. El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, y su homólogo francés, Sébastien Lecornu, expresaron su preocupación por lo que consideran un enfoque negociador que podría derivar de una posición de debilidad. A pesar de las reservas, Rutte insistió en que Ucrania y sus aliados continúan en la mesa de negociaciones, recalcando la necesidad de un aumento sustancial en el gasto de defensa para reforzar las capacidades militares, haciendo un llamado a alcanzar el 3% del PIB, subrayando que la libertad y prosperidad de Occidente dependen de ello.
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