El presidente de la Generalitat ha expresado su preocupación respecto a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), señalando que ceder a las peticiones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, podría significar una concesión excesiva que mermaría la relevancia política de Junts. Esta postura se enmarca en un contexto en el que Junts busca mantener su posición firme y diferenciada dentro del panorama político español, evitando ser percibida como una fuerza secundaria que cede en sus principios por conveniencia política. La estrategia del presidente parece orientarse hacia mantener una línea dura en las negociaciones, en un intento de fortalecer su posición tanto dentro de Cataluña como en el escenario nacional.
Al mismo tiempo, el presidente de la Generalitat ha mostrado señales de un acercamiento a la élite económica, a la cual había criticado en 2017 durante las tensiones políticas en Cataluña. Este movimiento podría interpretarse como un intento de establecer una alianza estratégica con los actores económicos que desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la región. Esto sugiere un cambio en la dinámica política, donde el pragmatismo empieza a tener un peso significativo en las decisiones, dejando atrás la retórica confrontativa contra los intereses económicos más tradicionales. Este giro podría tener implicaciones en las futuras políticas tanto a nivel regional como nacional, redefiniendo las relaciones entre la Generalitat y el tejido empresarial catalán.
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