En un giro significativo dentro de la política catalana, el veterano dirigente ha decidido retomar las riendas de su partido, apenas dos años después de haber cedido el liderazgo a Laura Borràs. Motivado por las recientes turbulencias políticas y legales que han sacudido a la formación, su candidatura busca no solo recuperar el liderazgo, sino también reinstalar la credibilidad y el enfoque original del partido. Este movimiento pretende revitalizar las bases, alineándose con las expectativas de un sector significativo de la militancia que demanda una renovación tras el escándalo de corrupción que ha salpicado a Borràs.
La decisión de desplazar a Borràs, quien ha sido condenada por corrupción, se presenta como un intento de limpiar la imagen del partido y asegurar su viabilidad futura en el complejo escenario político catalán. El candidato ha enfatizado la importancia de un liderazgo ético y transparente, prometiendo trabajar incansablemente por una agenda política que priorice los valores fundacionales de la formación, a la vez que se distancie de las controversias que han afectado su credibilidad. Este desarrollo marca un punto de inflexión que podría redefinir el rumbo del partido en los próximos años.
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