El juicio federal de Sean Combs, conocido como Puff Diddy, se ha desatado en Nueva York en medio de una controversia que combina temas de amor, celos, infidelidades y poder. La defensa del rapero argumenta que el caso, marcado por la gravedad de los cargos, se trata de relaciones consensuales y no de crímenes de gravedad. Combs enfrenta cinco imputaciones, incluyendo conspiración y tráfico sexual, mientras su abogada, Teny Geragos, insta al jurado a ignorar la cobertura mediática que rodea a uno de los artistas más influyentes de la industria musical.
Por otro lado, la Fiscalía sostiene que durante dos décadas, Combs habría abusado y presionado a diversas mujeres para participar en encuentros sexuales elaborados, a menudo aprovechándose de su estado vulnerable bajo los efectos de las drogas. La fiscal Ashley Johnson ha enfatizado las prácticas abusivas, revelando actividades que incluían el suministro de drogas como MDMA en entornos controlados. A pesar de la gravedad de las acusaciones, la defensa sostiene que cualquier incidente de violencia doméstica no debe confundirse con tráfico sexual, manteniendo que las relaciones fueron consensuadas.
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