Puerto Rico enfrentó este miércoles un nuevo apagón masivo que dejó a más del 77% de la isla sin electricidad, en un momento especialmente crítico, durante las vacaciones de Semana Santa. El origen del corte reside en un fallo en una línea de transmisión entre las centrales de EcoEléctrica y Costa Sur, desencadenando un efecto dominó que desconectó todas las plantas generadoras. Las autoridades, lideradas por el zar de Energía, Josué Colón, trabajan en la restauración del servicio con la central de Palo Seco comenzando a operar lentamente. Sin embargo, se proyecta que el restablecimiento total de la energía podría tardar entre 48 y 72 horas, priorizando en el proceso a hospitales y el aeropuerto internacional. La situación ha reavivado el descontento ciudadano, evidenciado en el caos vial por la falta de semáforos y la suspensión de eventos deportivos y cierre de centros comerciales.
La gobernadora Jenniffer González, de vacaciones fuera de la isla, anunció su regreso para atender la crisis que ha empujado a figuras públicas, como el cantante Bad Bunny, a expresar su frustración en redes sociales y criticar la gestión gubernamental de eventos similares en el pasado. Este incidente resalta las fragilidades estructurales de la red eléctrica de Puerto Rico, ya debilitada desde el catastrófico paso del huracán María en 2017. Las reacciones de líderes políticos como Juan Dalmau, del Partido Independentista Puertorriqueño, subrayan la preocupación por decisiones políticas cortoplacistas que, según él, han conducido a la situación actual. El presidente del Centro Unido de Detallistas, Ramón Barquín, ha expresado su alarma ante el impacto económico negativo que esta situación genera en los comerciantes locales, mermando la confianza en el entorno económico de la isla. Frente a esto, los ciudadanos claman por soluciones sostenibles y estables que les permitan llevar una vida sin la incertidumbre de los apagones recurrentes.
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