En un giro inesperado en la política polaca, las elecciones presidenciales han marcado un punto de inflexión con la victoria del ultranacionalista Karol Nawrocki sobre el europeísta Rafal Trzaskowski. Las proyecciones preliminares mostraron una apretada contienda que denotó la profunda polarización del país. Nawrocki, apoyado por el partido Ley y Justicia (PiS), logró imponerse con un 51% de los votos frente al 49% de su contrincante, debilitando así al gobierno de coalición liberal liderado por Donald Tusk. Este resultado representa un fuerte obstáculo para la agenda reformista de Tusk y refuerza la influencia ultraconservadora en Polonia, que ya había sufrido parálisis debido al poder de veto del presidente Andrzej Duda.
El triunfo de Nawrocki, pese a las controversias que rodearon su campaña, fue celebrado por líderes ultranacionalistas europeos y acogido favorablemente por la administración del expresidente estadounidense Donald Trump. Nawrocki ha prometido fortalecer las defensas del país y ha adoptado posturas críticas hacia la inmigración y la unión europea, alineándose con valores tradicionalistas. Mientras tanto, el campo liberal intenta recomponerse tras un período de promesas incumplidas y un contundente aviso de los votantes en las urnas. Ahora, el escenario queda preparado para una prolongada lucha política que culminará en las legislativas de 2027, donde se prevé un nuevo enfrentamiento entre liberales y ultraconservadores.
Leer noticia completa en El Pais.