El pasado lunes, la ciudad de Ballymena, situada a 45 km de Belfast, fue escenario de graves altercados durante una manifestación que se tornó violenta. Los disturbios comenzaron cuando un grupo de manifestantes, que protestaban por cuestiones locales, se enfrentó con la policía. La tensión creció rápidamente y los participantes empezaron a lanzar objetos contundentes a los agentes, quienes respondieron utilizando medidas de control de multitudes, como el uso de gas lacrimógeno y balas de goma. Varios vehículos resultaron dañados y se registraron múltiples heridos, tanto entre los manifestantes como en las fuerzas del orden.
El clima en Ballymena ha estado tenso en las últimas semanas debido a desacuerdos políticos regionales que han alimentado el descontento. Las autoridades locales y líderes comunitarios han hecho un llamado a la calma y al diálogo para evitar que la situación se deteriore aún más. La policía informó que seguirá investigando los incidentes para identificar a los responsables y asegurar un ambiente seguro para los residentes. La comunidad espera que estos disturbios no marquen el inicio de una escalada de violencia en la región.
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