En un ambiente cargado de tensión y descontento, los reyes de España, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, fueron recibidos con abucheos y protestas a su llegada a Paiporta. La localidad, una de las más perjudicadas por la reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), se ha convertido en epicentro de una manifestación espontánea donde los habitantes expresaron su frustración mediante gritos de «fuera» y «asesinos», además de lanzar barro, palos y piedras hacia la comitiva oficial. La visita, que tenía como objetivo evaluar los daños y mostrar solidaridad con los afectados, se vio empañada por el evidente malestar de los ciudadanos, quienes demandan una mayor implicación de las autoridades en la gestión de la crisis.
Esta reacción refleja un creciente descontento social ante lo que muchos perciben como una falta de acción eficaz ante las catástrofes naturales que han azotado la región en los últimos tiempos. La DANA ha dejado un rastro de destrucción en diversas localidades, con pérdidas materiales incalculables y un profundo impacto emocional en las comunidades. Los manifestantes, algunos de los cuales han perdido sus hogares o fuentes de ingresos, exigen respuestas concretas y soluciones a largo plazo para mejorar las infraestructuras y mecanismos de prevención ante futuras emergencias. En este contexto, las autoridades enfrentan el desafío de reconstruir no solo lo físico, sino también la confianza y el vínculo con los ciudadanos afectados.
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