La Generación Z de Marruecos sigue movilizándose en las calles en un contexto de creciente tensión social, con protestas que ya han dejado tres muertos en el sur del país. Los incidentes fatales ocurrieron en un intento de asalto a un puesto de la Gendarmería en Laqliaa, donde un grupo de manifestantes, frustrados por la falta de respuestas a sus demandas, provocó un incendio en la sede del Ministerio de Justicia. Ante la escalada de violencia, el colectivo ‘GENZ212’ ha convocado nuevas manifestaciones pacíficas para rechazar cualquier forma de agresión. Mientras tanto, el gobierno marroquí, a través de su portavoz, ha reportado más de 350 heridos, la mayoría de ellos miembros de las fuerzas de seguridad, y ha advertido que más del 70% de los manifestantes son menores de edad.
Las autoridades han respondido a la crisis con advertencias severas, señalando que los implicados en los disturbios pueden enfrentarse a penas de hasta cadena perpetua. La Fiscalía anunció su intención de procesar a 193 personas acusadas de violencia y vandalismo, subrayando que la ley se aplicará rigurosamente. Las protestas, que se iniciaron tras la tragedia en el hospital Hassan II de Agadir, donde múltiples partos cesáreos resultaron fatales, reflejan un descontento más amplio hacia la corrupción y la insuficiencia de oportunidades laborales. Los jóvenes exigen mejoras en educación y salud, criticando el gasto público en eventos deportivos, como la organización del Mundial de Fútbol de 2030, mientras ellos perciben que servicios básicos son desatendidos por el gobierno.
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