Las manifestaciones que comenzaron pacíficamente en el centro de la ciudad se tornaron violentas cuando grupos de manifestantes se enfrentaron con la policía. Testigos en el lugar reportaron que los altercados iniciaron tras un intento de las fuerzas del orden por dispersar a la multitud que bloqueaba una de las principales avenidas. Enfrentándose con escudos y gases lacrimógenos empleados por la policía, los manifestantes respondieron lanzando piedras y objetos contundentes, lo que resultó en una intensa refriega que duró varias horas. La tensión aumentó cuando las fuerzas de seguridad intensificaron su presencia en el área, buscando controlar las agitaciones y restaurar el orden.
Las autoridades confirmaron que más de 100 personas fueron detenidas durante los disturbios. Los servicios de emergencia atendieron a decenas de heridos, tanto manifestantes como policías, en el lugar. La situación fue complicada por la presencia de grupos radicales que se infiltraron en la protesta original, exacerbando la violencia. Organizaciones de derechos humanos han denunciado el uso desmedido de la fuerza por parte de la policía, mientras que representantes gubernamentales defienden la actuación de las fuerzas de seguridad, argumentando que se vieron obligadas a responder ante la escalada de violencia para proteger a los ciudadanos y evitar daños mayores. La comunidad internacional ha instado a resolver el conflicto mediante el diálogo y ha manifestado su preocupación por la creciente inestabilidad en la región.
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