En las últimas semanas, se desató una controversia luego de que se hiciera pública la intención de José Bretón, condenado por el asesinato de sus dos hijos, de publicar un libro donde relata los detalles del crimen que cometió con el fin de torturar a su expareja, Ruth Ortiz. Este hecho provocó una reacción inmediata de Ortiz, quien decidió llevar el caso ante la justicia, argumentando que no se debe permitir dar voz a los asesinos para faltarle al honor y revictimizar a las víctimas. Ruth Ortiz, en una carta abierta, exigió la prohibición del libro y destacó la necesidad de que se regule eficazmente este tipo de publicaciones para proteger la intimidad y la imagen de las víctimas.
Desde el programa «Vamos a ver», el presentador Joaquín Prat expresó su apoyo a Ruth Ortiz, subrayando la necesidad de protegerla frente a lo que definió como el intento de Bretón de seguir causándole daño. Prat calificó la medida de detener la publicación del libro no como censura, sino como un acto de protección hacia la víctima. En contraste, el periodista Luis Rendueles, quien anteriormente publicó una novela sobre el mismo crimen con el consentimiento de Ortiz, resaltó la importancia de obtener permiso de las personas afectadas antes de publicar obras sobre estos sensibles temas. Estas acciones y reacciones subrayan la complejidad de equilibrar la libertad de expresión con la protección de las víctimas de delitos violentos.
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