En Nueva York, organizaciones sin ánimo de lucro y políticos locales han intensificado sus llamados para prohibir los vuelos de helicópteros no esenciales tras un trágico accidente que cobró la vida de cinco turistas españoles y un piloto en el río Hudson. La organización Stop the Chop ha resaltado que cada año se realizan aproximadamente 60,000 vuelos de helicópteros no esenciales desde la ciudad y, sumando los despegues desde el cercano Nueva Jersey, el número asciende a 80,000 sobre el área metropolitana. Melissa Elstein, presidenta de la organización, advierte que la cifra real podría ser mayor debido a la opacidad en los datos de helipuertos privados. Estos vuelos, predominantemente turísticos o de traslado entre aeropuertos y sitios exclusivos como The Hamptons, han ganado popularidad con servicios como Blade, el «Uber de los cielos».
Las preocupaciones sobre la seguridad y el impacto ambiental de estos vuelos son el eje central de las protestas. Stop the Chop, activa desde 2014, argumenta que los vuelos de helicópteros no esenciales son peligrosos en la ciudad más densamente poblada de Estados Unidos y contribuyen negativamente al medio ambiente y la salud pública al aumentar la contaminación acústica y atmosférica. Brad Hoylman-Signal y Chris Marte, representantes de la Asamblea Municipal, han respaldado la prohibición propuesta. Sin embargo, el alcalde Eric Adams descartó esta idea, afirmando que se debe garantizar la seguridad de los vuelos, posición criticada por Elstein como insensible. Ella sostiene que el turismo en Nueva York puede prosperar sin necesidad de helicópteros, promoviendo alternativas más seguras y sostenibles.
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