La polémica propuesta del ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, de implementar la pena de muerte para los palestinos que asesinen a ciudadanos israelíes, ha avanzado un paso más hacia su aprobación. Con el respaldo del primer ministro Benjamín Netanyahu, la comisión parlamentaria de Seguridad Nacional dio el visto bueno al proyecto, que ahora será discutido en el pleno. Esta medida busca ampliar la aplicación de la pena capital a quienes actúen por motivos racistas o de odio, y que quieran dañar al Estado de Israel. La iniciativa ha suscitado intensos debates, y sus defensores argumentan que impediría nuevos secuestros y disuadiría de futuros ataques.
Mientras que los partidarios del proyecto, integrados por partidos ultraderechistas y una facción de la oposición, sostienen que es una herramienta de defensa necesaria, los críticos advierten que compromete los fundamentos democráticos del Estado. Destacados opositores, como Gilad Kariv de Los Demócratas, consideran que la propuesta es incompatible con los valores democráticos y podría estar más motivada por intereses electorales que por una política efectiva. La consejera jurídica del gobierno también ha expresado preocupaciones sobre su legalidad, señalando que podría contravenir la Ley Básica de Israel y no tendría el efecto disuasorio esperado. La pena capital en Israel es una herencia del periodo británico y ha sido aplicada en contadas ocasiones, siendo la más notable la ejecución de Adolf Eichmann en 1962.
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