En un esfuerzo por mantener el poder adquisitivo y mejorar la cobertura salarial, especialistas económicos han proyectado un incremento salarial que oscila entre el 3% y el 6%. Esta iniciativa tiene como objetivo principal asegurar que los ingresos de los trabajadores se mantengan al menos al 60% del salario medio, en un contexto de inflación y aumento del costo de vida. Los analistas sugieren que esta medida no solo beneficiará a los empleados, sino que también podría estimular la economía al aumentar el poder de compra y, por ende, el consumo interno. Sin embargo, advierten que debe implementarse con cautela para no desestabilizar otros aspectos económicos.
En paralelo, se ha generado un debate en torno a las implicaciones de esta propuesta para las pequeñas y medianas empresas, que podrían enfrentar dificultades para absorber el aumento salarial sin afectar su rentabilidad. Los economistas destacan la necesidad de acompañar este ajuste con políticas fiscales que brinden apoyo a estas empresas, quizás mediante incentivos o reducciones de impuestos temporales. Asimismo, recomiendan una revisión periódica de la política salarial para ajustarla según las condiciones económicas cambiantes, a fin de asegurar que se logre el equilibrio deseado entre el poder adquisitivo de los trabajadores y la salud financiera de las empresas.
Leer noticia completa en El Mundo.