Hace cuatro décadas, el diagnóstico de cáncer era casi una sentencia de muerte, pero los avances científicos han permitido duplicar la tasa de supervivencia en España, alcanzando un 55% en hombres y un 62% en mujeres a cinco años del diagnóstico. Uno de los desarrollos más prometedores son las vacunas experimentales que permiten al sistema inmunológico aprender a identificar y destruir células cancerosas. Un ejemplo sobresaliente es la vacuna ELI-002, que ha mostrado resultados alentadores en un ensayo inicial con 25 pacientes, impulsando la esperanza en tratamientos más efectivos. Esta vacuna innovadora utiliza fragmentos de proteína KRAS, cuyas mutaciones están presentes en muchos casos de cáncer de páncreas y colon.
El proyecto ELI-002, liderado por el inmunólogo Darrell Irvine del MIT, aborda un obstáculo clave en las vacunas experimentales: su eficacia limitada al no alcanzar adecuadamente los ganglios linfáticos. La solución implicó el uso de albúmina sanguínea como vehículo, logrando una respuesta inmune significativamente más intensa. En el primer ensayo humano, participantes tratados con esta vacuna mostraron una respuesta inmunológica potente, prolongando el tiempo sin recaída. Aunque los resultados requieren estudios más amplios para confirmación, el progreso de esta vacuna podría representar un cambio paradigmático en el tratamiento del cáncer, ofreciendo una nueva estrategia contra tumores con mutaciones en KRAS.
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