La tragedia golpeó el corazón de Madrid el pasado 6 de octubre cuando un edificio en obras en la calle Hileras colapsó, cobrando la vida de cuatro trabajadores. A primeras horas de la tarde, parte del forjado del inmueble se desplomó, atrapando a varios operarios contratados por la empresa Ankar Demoliciones. Tras intensos esfuerzos, los cuerpos de los fallecidos, tres hombres y una mujer, fueron recuperados por los bomberos al llegar la madrugada.
El edificio, erigido en 1965 y objeto de rehabilitación para transformarse en un hotel de lujo, había recibido anteriormente inspecciones técnicas desfavorables en 2012 y 2022. La Confederación General del Trabajo (CGT) expresó su pesar y destacó las precarias condiciones laborales que aquejan al país. Para la CGT, estas muertes reflejan una cruda realidad: el precio que paga la clase trabajadora al buscar sustento en un entorno laboral peligroso.
Datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social indican que, hasta julio de 2025, ya se habían registrado 431 muertes laborales, acercándose al total de decesos de 2024. La organización sindical ha señalado que estos sucesos no son accidentes fortuitos, sino el resultado de un sistema estructuralmente inseguro y precarizado.
CGT cuestiona las reformas laborales, especialmente la implementada por Yolanda Díaz, argumentando que no han mejorado las condiciones de vida de los trabajadores. Desde la organización se destaca que la subcontratación amplifica la inseguridad laboral, como se evidenció con el trágico fallecimiento de Edgar, de 30 años, en Castellón de la Plana mientras realizaba labores de mantenimiento en una catenaria.
Con Andalucía a la cabeza en número de accidentes, la central anarcosindicalista insiste en que es urgente concienciar y reformar el sistema laboral para evitar más tragedias en el futuro. Según la CGT, las muertes en el trabajo no son inevitables, sino una consecuencia directa de un mercado laboral diseñado para maximizar beneficios a expensas de la seguridad de sus trabajadores.
Fuente: CGT