Washington está experimentando una pérdida de influencia frente a China en el ámbito internacional, en un sistema que históricamente ha buscado estabilidad y equilibrio. Esta tendencia refleja la creciente capacidad de China para expandir su influencia económica y diplomática en varias regiones del mundo, incluidas Asia, África y América Latina. A medida que Beijing avanza, las naciones de estos continentes están aumentando sus asociaciones con China, impulsadas por grandes inversiones en infraestructura y promesas de beneficios económicos.
Esta dinámica se produce en un contexto donde las disputas comerciales y las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China continúan afectando la cooperación global. La estrategia de Washington, que ha consistido en mantener su preeminencia a través de alianzas tradicionales y el liderazgo en organismos internacionales, enfrenta ahora desafíos significativos. La capacidad de adaptarse a esta nueva realidad será crucial para determinar el futuro del equilibrio de poder mundial y el papel que ocupará cada nación en él.
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