El centro educativo donde el sacerdote detenido trabajaba emitió un comunicado oficial en el que se destaca que no se habían recibido quejas formales respecto a la conducta del clérigo, quien actualmente enfrenta cargos por presuntas agresiones sexuales a cinco niñas de seis años. En el documento, se asegura que, durante su tiempo en la institución, el sacerdote no había levantado sospechas que justificaran una investigación previa por parte de las autoridades escolares. La aparición de estas acusaciones ha generado conmoción entre los padres de familia y miembros de la comunidad educativa, que se encuentran consternados por los hechos.
Las autoridades locales han iniciado una investigación exhaustiva para esclarecer los detalles del caso y determinar cómo ocurrieron los incidentes sin haber sido detectados anteriormente por el centro. Mientras tanto, el sacerdote permanece bajo custodia policial, y se le ha retirado de cualquier actividad relacionada con el contacto con menores hasta que se resuelva su situación legal. El caso ha encendido el debate sobre los protocolos de seguridad y supervisión en instituciones religiosas y educativas, subrayando la necesidad de medidas preventivas más estrictas y la responsabilidad de informar cualquier conducta inapropiada de manera oportuna.
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