El Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa en Colombia, reanudó en 2022 las conversaciones de paz con el gobierno de Gustavo Petro, el primero de carácter izquierdista en intentar un acuerdo con este grupo. A pesar de alcanzar acuerdos significativos, como un cese al fuego prorrogado por un año y la promesa de suspender secuestros extorsivos, las negociaciones se enfrentaron a crisis significativas. En enero de 2025, Petro suspendió los diálogos tras una serie de ataques violentos del ELN en la región del Catatumbo, lo que provocó desplazamientos masivos y numerosas víctimas. La negociación también fue afectada por la facción disidente del Frente Comuneros del Sur en Nariño, que se separó del ELN y abrió diálogos paralelos con el gobierno.
A pesar de estos desafíos, el Gobierno logró ciertos avances con los Comuneros del Sur, quienes se convirtieron en el primer grupo armado en entregar sus armas bajo la iniciativa de paz total impulsada por Petro. Este grupo, independiente del ELN, acordó la destrucción de explosivos y la implementación de proyectos a favor de las víctimas y la sustitución de cultivos ilícitos. Estos movimientos muestran un esfuerzo por mantener el progreso en las negociaciones de paz, a pesar de las tensiones con el ELN, que se niega a aceptar discusiones sobre la reforma económica propuestas por el gobierno. Mientras tanto, el ambiente sigue tenso con ataques continuos atribuidos a esta guerrilla, los cuales han puesto en vilo el futuro de las negociaciones.
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