En el más reciente número de la revista Archiletras, Ignacio Bosque, destacado gramático de la lengua española, aborda la cuestión del lenguaje inclusivo y la incomodidad que experimentan algunos educadores cuando se enfrentan a preguntas fuera del currículo estándar. Al usar el singular femenino “una alumna” en lugar del tradicional genérico masculino “un alumno”, Bosque llama la atención sobre la necesidad de adaptar el lenguaje académico a nuevas sensibilidades y realidades sociales. Este cambio sutil en el lenguaje no solo refleja la evolución de la lengua en sí, sino que también subraya un cambio de paradigma en la forma en que se perciben y representan los roles de género en el aula.
Bosque destaca cómo, a través de este enfoque, se puede normalizar una mirada más inclusiva en la educación que responda adecuadamente a las inquietudes de una generación que busca ser reflejada de manera justa y equitativa. Este planteamiento, que podría suscitar debate entre tradicionalistas y progresistas del lenguaje, invita a una reflexión más profunda sobre cómo el uso del lenguaje en contextos educativos puede influir en la dinámica del aula, contribuyendo a la formación de un entorno más inclusivo y representativo para todos los estudiantes.
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