La acidificación de los océanos, un fenómeno que se intensifica con el calentamiento global, está ejerciendo un impacto profundo en las formas de vida marina, debilitando sus estructuras dentales. Este proceso ocurre cuando los océanos absorben dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, provocando cambios en su química que afectan la capacidad de diversas especies para mantener estructuras de carbonato de calcio, como dientes y conchas. La fragilidad dental resultante amenaza la supervivencia de organismos marinos que dependen de sus dientes para alimentarse y defenderse.
Los científicos han observado que este debilitamiento dental afecta a una amplia gama de especies, desde peces hasta moluscos, lo que podría desencadenar consecuencias en cadena en los ecosistemas marinos. A medida que la dentadura de estas criaturas se vuelve más débil, su capacidad para procesar alimentos y esconderse de los depredadores disminuye, alterando las dinámicas ecológicas y afectando a las cadenas alimentarias. La comunidad científica destaca la urgencia de tomar medidas contra el cambio climático para limitar esta acidificación y proteger la biodiversidad oceánica.
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