El acné, una de las condiciones cutáneas más prevalentes en el mundo, sigue siendo un problema significativo no solo para adolescentes, sino también para muchos adultos. Según datos de la Academia Española de Dermatología, entre el 11% y el 12% de las mujeres adultas sufren de esta condición, comparado con solo el 3% de los hombres, lo que se debe principalmente a diferencias hormonales. En un esfuerzo por enfrentar esta problemática, expertos del sector han comenzado a incorporar probióticos en los tratamientos para el acné, consolidándose como un elemento esencial en el cuidado de la piel.
Históricamente, los tratamientos contra el acné han usado ingredientes como el ácido salicílico y el glicólico, conocidos por su capacidad para reducir brotes. No obstante, Estefanía Nieto, directora de dermocosmética de Medik8, advierte que su uso excesivo puede conllevar efectos adversos, como sensibilización de la piel y producción excesiva de sebo. Patricia Garín, de Boutijour, apoya esta visión, recomendando el uso controlado de estos ingredientes. Raquel González, cosmetóloga y fundadora de Byoode, sugiere emplear productos con baja concentración diariamente o productos más fuertes ocasionalmente.
En este escenario, los probióticos emergen como una solución eficaz y complementaria. «No reemplazan a los ingredientes tradicionales, pero son un complemento crucial», afirma González. Estos microorganismos son vitales para mantener el equilibrio del microbioma cutáneo, fomentando el crecimiento de bacterias beneficiosas y reduciendo la inflamación, lo que mejora significativamente la salud de la piel. Mireia Fernández, de Perricone MD, destaca que los probióticos pueden acelerar la recuperación de la piel y optimizar su tono y textura.
La integración de probióticos en la rutina de cuidado personal puede realizarse mediante suplementos o aplicaciones tópicas. Sole Urrutia, de Advanced Nutrition Programme, señala que es difícil tratar el acné sin incluir probióticos en la dieta diaria. Estos microorganismos, disponibles en suplementos y productos cosméticos, no solo mejoran la microbiota interna sino también disminuyen la frecuencia de los brotes cutáneos. A nivel tópico, productos como aquellos que contienen kombucha son especialmente efectivos, señala González.
Marcas reconocidas han comenzado a incorporar probióticos en sus fórmulas, reflejando la creciente relevancia de estos ingredientes en el tratamiento del acné. Skin Clear Biome™ de Advanced Nutrition Programme incluye cepas de bacterias y levaduras beneficiosas, mientras que Byoode ofrece una esencia facial que combina kombucha y probióticos. Medik8 y Perricone MD también han lanzado productos que integran estos microorganismos en sus formulaciones.
La innovación en productos que integran probióticos no solo ofrece un nuevo enfoque para abordar el acné, sino que también augura un cambio en la percepción y gestión de esta común afección cutánea.