La Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) ha anunciado su cierre y exilio forzado debido a un creciente hostigamiento bajo el gobierno de Nayib Bukele. Desde su fundación en 1936, es la primera vez que la APES traslada su personería jurídica fuera del país, marcando un precedente histórico. Según su presidente, Sergio Arauz, esta decisión sigue a la emigración de 43 periodistas en lo que va del año, como resultado de una escalada autoritaria. La APES, crítica constante de los ataques a la prensa, registra en su último informe 789 agresiones solo en 2024, principalmente atribuibles a agentes estatales. La Ley de Agentes Extranjeros fue el detonante final para el exilio, ya que obliga a organizaciones que reciben fondos del exterior a someterse a un control gubernamental estricto, al cual la APES se niega a adherirse.
La libertad de prensa en El Salvador está en crisis, situándose en el puesto 135 de 180 en el Índice Mundial de Libertad de Expresión 2025 de Reporteros Sin Fronteras. Luis Arauz señala que periodistas continúan trabajando bajo amenaza constante, midiendo sus palabras para evitar represalias. Además, la APES reporta que 31 de los 43 exiliados salieron del país en mayo, reflejando una salida masiva sin precedentes. Paralelamente, defensores de derechos humanos también están huyendo del régimen de Bukele. Organizaciones humanitarias, como Cristosal, han anunciado su exilio tras arrestos controvertidos de sus miembros. Estos eventos destacan el uso de medidas de excepción por el gobierno no solo contra pandillas, sino con fines políticos, aumentando el clima de miedo y censura en el país.
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