El primer ministro de Perú, Gustavo Adrianzén, presentó su renuncia a la Presidencia del Consejo de Ministros en la víspera de una interpelación en el Congreso y un paro nacional debido al aumento de la inseguridad ciudadana. Adrianzén, quien había asumido el cargo hace 14 meses, fue objeto de críticas por parte de diversas bancadas, que exigieron su salida. A pesar de haber sido ministro de Justicia durante el gobierno de Ollanta Humala, no logró restaurar la confianza en el Ejecutivo. Su gestión se vio empañada por su manejo de la crisis del secuestro y asesinato de 13 trabajadores en la mina Poderosa en Pataz, lo que generó indignación generalizada y múltiples mociones de censura en su contra.
En un mensaje a la nación, Adrianzén defendió su gestión afirmando su compromiso y responsabilidad al frente de su cargo. Mientras tanto, la presidenta Dina Boluarte realizó cambios en su gabinete, incluyendo la designación de Raúl Pérez-Reyes como nuevo ministro de Economía y Finanzas y de Carlos Malaver Odias como titular del Ministerio del Interior. Sin embargo, el gobierno continúa enfrentando una fuerte desaprobación, con Boluarte registrando un 0% de aprobación en la región norte del Perú y un rechazo superior al 90% en todo el país, según la encuestadora Ipsos, lo que refleja una crisis política persistente.
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