Aunque la mayoría de los humanos son conscientes de la necesidad de protegerse de la radiación solar, muchos no consideran que sus gatos también corren el riesgo de sufrir daños en la piel por la exposición al sol. Aunque es menos común, las quemaduras solares en estos animales pueden ser graves, llegando incluso a requerir intervenciones quirúrgicas en casos extremos. Los gatos de pelaje blanco o escaso son particularmente susceptibles, con áreas como las orejas y el puente nasal siendo las más afectadas, ya que la radiación solar puede atravesar el cristal de las ventanas, exponiendo a estos felinos incluso dentro de casa.
Las quemaduras solares en gatos se manifiestan a menudo con enrojecimiento, descamación o costras en zonas vulnerables como la nariz y los párpados. Si bien estos signos pueden pasarse por alto, el daño acumulativo puede resultar en tumores cutáneos que requieren tratamientos invasivos. Aparte de las quemaduras, existe una condición llamada fotosensibilización, que provoca reacciones cutáneas en presencia de luz solar por causas internas, como ciertos medicamentos o problemas hepáticos. Para prevenir estos daños, es aconsejable limitar el acceso a zonas soleadas y emplear protectores solares específicos para gatos, aunque estos deben usarse con precaución.
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