La alarma por la obesidad infantil resuena a nivel global, alcanzando proporciones preocupantes según un reciente informe de UNICEF. Actualmente, 188 millones de niños y adolescentes entre cinco y 19 años sufren de obesidad, superando por primera vez al bajo peso como la forma más común de malnutrición en menores. Este cambio drástico resalta que uno de cada diez niños en el mundo es obeso, un aumento significativo desde el año 2000, cuando solo afectaba al 3% de los menores.
Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, ha explicado que esta transformación no se limita a los países ricos, sino que se extiende a diversas regiones del mundo. Datos de más de 190 países identifican los estados insulares del Pacífico como los más afectados, con alarmantes tasas en lugares como Niue y las Islas Cook.
En naciones de renta media alta, como Chile, la obesidad infantil alcanza el 27%, mientras que en Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos se sitúa en el 21%. Las consecuencias para la salud son severas, aumentando riesgos de enfermedades crónicas que podrían manifestarse en la adultez.
UNICEF advierte que el entorno alimentario, dominado por productos ultraprocesados, es un factor clave, exacerbado por la publicidad. Un estudio reveló que el 75% de los jóvenes había sido expuesto recientemente a anuncios de comida rápida y bebidas azucaradas.
El impacto económico tampoco es menor. En Perú, los costos podrían ascender a 210.000 millones de dólares anuales en el futuro, y globalmente, a cuatro billones de dólares para 2035. Ante esta emergencia, algunos países han tomado medidas, como la restricción de alimentos no saludables en escuelas en México.
Para enfrentar la crisis, UNICEF sugiere medidas como la regulación estricta sobre etiquetado y publicidad, prohibición de comida chatarra en escuelas, y campañas de concienciación. Russell enfatiza que la obesidad infantil es una emergencia que demanda respuestas inmediatas para asegurar que los niños accedan a dietas saludables y asequibles.