En abril, el fiscal general acusó a Rodrigo Chaves de presionar a una empresa de servicios de comunicación contratada por la Presidencia para que entregara 32.000 dólares a su amigo y exasesor de imagen. Este señalamiento ha generado controversia y cuestionamientos sobre la integridad en el manejo de los fondos públicos y las relaciones del presidente con sus allegados. La acusación sugiere un posible abuso de poder y uso indebido de recursos para favorecer intereses personales, lo que ha encendido alarmas en el panorama político del país.
Este caso se suma a las crecientes preocupaciones sobre la transparencia y la ética en la administración pública. Diferentes sectores sociales y políticos han exigido una investigación exhaustiva sobre el asunto para esclarecer los hechos y determinar la responsabilidad de las partes involucradas. Mientras tanto, la oposición ha aprovechado la oportunidad para criticar la gestión de Chaves, demandando medidas concretas para restaurar la confianza en las instituciones gubernamentales y evitar futuras irregularidades.
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