El presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció este viernes la toma de tres cuarteles militares en el Trópico de Cochabamba por parte de grupos armados vinculados al exmandatario Evo Morales, un acto que calificó como «traición a la patria». Arce alertó que estos grupos han retenido como rehenes a militares y sus familias, poniendo en riesgo sus vidas, situación que se desarrolla en el bastión sindical y político de Morales. Este suceso se presenta en un contexto de creciente tensión en la región, provocada por los bloqueos en las carreteras liderados por seguidores de Morales, quienes presionan contra una posible orden de arresto por un caso de trata de personas y estupro. Las Fuerzas Armadas, en un comunicado, condenaron estos actos y pidieron a los responsables que depongan las armas y abandonen los cuarteles de forma pacífica.
La situación en Bolivia se ve aún más agravada por las pugnas internas dentro del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), con una fuerte disputa entre Arce y Morales por el control del partido y el gobierno. Este contexto de inestabilidad ha llevado a las fuerzas de seguridad a intervenir para desbloquear la carretera de Parotani, principal foco de los disturbios, resultando en enfrentamientos entre la policía y los seguidores de Morales. Mientras Morales sigue atrincherado en el Trópico de Cochabamba, acusaciones de corrupción y violencia en su contra persisten, recordando las tensiones políticas pasadas y acrecentando las divisiones en el país. La situación continúa siendo crítica, con instituciones afectadas y sectores sociales divididos entre los leales a Arce y Morales, cada uno acusándose mutuamente de traición y responsabilidad en el caos político actual.
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